
Y fea se quedó aquella muñeca de porcelana
después de una noche que inundó su habitación
de las lágrimas que echó.
Toda la noche lloró y lloró hasta que se cansó y se durmió,
pero aun en sus sueños el llanto continuó.
-Y ¿por qué lloró abuelita?
Su príncipe, que no era azúl,
la abandonó.
- Y si no era azúl ¿de qué color era?
Era algo así como multicolor,
en veces era rojo o verde,
en veces tan oscuro como una cueva.
Todo dependía de su humor.
-Y ¿por qué lo quería?
El amor es algo así como la pobreza:
nunca te explicas por qué existe algo así,
pero ahí está y estará siempre.
-Dile que ya no llore abuelita-
Ya no llora,
sólo le quedó en los ojos una infinita tristeza.