domingo, 6 de enero de 2008

¿Y dónde quedó la palabra?

Hoy me retumba una pregunta en la cabeza: ¿por qué ya no puedes confiar en la gente? Incluso yo no soy tan confiable, ya no... uno aprende día con día a ir con reservas, a caminar cuidando cada paso, a que la gente te hace daño y que la única manera de que no lo hagan es analizar toda la situación antes de confiar, y generalmente antes de que eso suceda ya te pisotearon otra vez. Pero la pisoteada es directamente proporcional al análisis que hayas hecho y a la reserva que hayas puesto.

Definitivamente es un mal de la época y cada vez se hace el círculo más grande, cada vez somos más los que estamos dispuestos a pisotear antes de seguir siendo pisoteados. Y pensar que antes la palabra era cuestión de honor, y ahora, ja, ¿quién cumple su palabra? ¿quién hace buen uso de ella? jajajaja, es más ¿qué es eso? ¿Es esa que está en los libros y que pocos leen? Naaaa, esa que antes se empeñaba a cambio de que los demás pensaran lo mejor de tí, antes de perder la confianza de los demás, antes de que tu honor se viera pisoteado, esa que está en extinción. (Ahora se empeñan los aparatos electrónicos, esos dejan mejor ganancia).

Que los poetas sigan escribiendo, que los oradores sigan hablando y que los humanos sigan balbuceando, para mí la palabra ya no tiene el mismo valor, la escrita en los libros (corrijo, en los buenos libros) tal vez todavía, la del honor ya no.

¡Qué asco!

p.s. Agrego un video de Moby. La letra son sólo tres frases, suficientes para ilustrar este post. El video en cambio ilustra muy bien lo que me hace sentir esta situación.

2 comentarios:

Antonio Mundaca dijo...

estamos al borde de la conquista de otros planetas, y seguimos tan imbéciles como al principio creyendo que las palabras importan, que la poesía puede sobornar el sol desamparado de los huérfanos, que los cafés donde leen los intelectuales sirve de una trinchera menos lasciva que caminar con el rebaño sobre las tiendas con los ojos ardientes y azules, que la literatura puede valer por quinientas noches el sueño de un mundo o es más importante que el grito del afilador que se lleva los cuchillos de las monjas o las desflora

Bella come sempre dijo...

A mí me queda claro, ¿me llevas a conquistar otros planetas?